De los sos ojos tan fuertemientre llorando
tornava la cabeça e estávalos catando,
vio puertas abiertas e uços sin cañados,
alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos
e sin falcones e sin adtores mudados.
Sospiró mio Çid, ca mucho avié grandes cuidados,
fabló mio Çid bien e tan mesurado,
-Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto,
esto me an buelto mios enemigos malos.-
Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas,
a la exida de Bivar ovieron la corneja diestra
e entrando a Burgos oviéronla siniestra.
Meçió mio Çid los ombros e engrameó la tiesta,
-¡Albriçia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra!-
Mio Çid Ruy Díaz por Burgos entrava,
en su conpaña sessaenta pendones, exiénlo ver mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras son,
plorando de los ojos, tanto avién el dolor,
de las sus bocas todos dizían una razón,
-¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!-
Conbidarle ien de grado, mas ninguno non osava,
el rey don Alfonso tanto avié la grand saña,
antes de la noche, en Burgos d'él entró su carta
con grand recabdo e fuertemientre sellada,
que a mio Çid Ruy Díaz que nadi nol' diessen posada,